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Pizzi, ¡Si hay explicación!

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Por: @akelandos

El Club León no ha logrado superar su irregularidad de la segunda parte de su temporada y se llevó una escandalosa goleada, una vez más de visitante y una vez más tras haber ganado de goleada como local. Errores ya comunes que vemos una jornada sí y otra no, comienzan a lastrar el ánimo de la afición y ensuciar el trabajo que lucía brillante hasta hace poco más de un mes. El punto es que la situación es muy claramente visible respecto a sus causas tácticas pero los detalles no se corrigen. La Fiera tiene una leyenda negra e histórica como levanta muertos y este torneo la está haciendo valer.

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Monterrey

El equipo de Mohamed salió a plantar cara de forma muy agresiva al líder. Tuvo una semana de reestructuración táctica y nominal, salió con un plan muy definido y mucha fe. Era su partido.

La formación de Monterrey fue un 3-5-2 que presentaba tres centrales, dos contenciones, dos carrileros que ganaban mucha altura, Cardona con libertad en el frente de ataque y dos delanteros. Era un dibujo que contemplaba el uso de las bandas únicamente por los carrileros, por lo que estos arrancaban en posición de extremos en muchas ocasiones, ganando demasiada altura. En la salida se dejaba la responsabilidad en Osorio tanto por experiencia como por técnica. Y adelante contaban con el talento de Cardona, la movilidad de Dorlan y el empuje de Funes Mori. En las salidas Monterrey trataba de tener superioridad sumando sus tres defensas y el doble pivote. A partir de esa base de seguridad intentaban encontrar a los colombianos adelante y apoyarse en los carrileros. A mayor velocidad les iba mejor, porque a medida que se acercaban al área podían encontrar el desmarque de sus puntas. Si la jugada se ahogaba trataban de dejar la manija con Luis Pérez  para circular en busca de un espacio de disparo.

Para defender, Monterrey aplicaba una presión muy alta sobre la Fiera. Sus dos delanteros sobre centrales, los carrileros aprovechaban el terreno ganado e iban sobre los laterales y por dentro el doble pivote tenía mucho trabajo. No era un sistema perfecto, pero lograban ahogar muchas veces al rival arriba, con lo que la recuperación se facilitaba. Eso sí, cuando León salía, sufrían bastante para recuperar terreno.

Club León

La Fiera salió con su formación habitual. Navarro y Velarde laterales, Novaretti y Nacho centrales. Montes y Vázquez más juntos, como doble cinco y Peña más adelantado. A la misma altura y en las bandas, Burbano y Elías y descolgado Boselli.

El plan leonés arrancó bien. Al parecer Pizzi guardaba en la memoria el resultado del torneo pasado y planteó un equipo que sin balón se colocó en un bloque bajo, esperando en propio terreno. Elías y Burbano bajaban mucho, situándose casi como segundos laterales, con lo que la línea de defensas se cerraba mucho y ponía los cuatro pisando el borde del área. Apenas por delante de centrales se situaba Vázquez y Montes con Peña presionaban por dentro. El plan recordó mucho al de León contra Tijuana, y se ejecutó de buena manera durante algunos minutos. Cuando Monterrey pasaba de mediocampo entonces sí León apretaba al poseedor de la pelota. Pero debemos pasar al análisis del partido para comprender al Club León en su globalidad.

El Partido

Monterrey salió proyectado arriba, tratando de incomodar al rival en su salida y de hacer llegar la pelota a tres cuartos. El Club León lo esperaba, recuperaba y trataba de apoyarse para salir, se vio incluso a Burbano y Elías bajando para ayudar en la labor defensiva y de salida. Los visitantes lograron incluso encontrar espacio para Peña, que buscaba con diagonales a Boselli.

La presión de Monterrey le dificultaba mucho la salida a León, pero no le causaba sufrimiento abajo. Los regios tenían la pelota, pero cuando los verdes lograban salir empezaron a encontrar formas de entrar desde las bandas hacia el área. Podríamos decir que los de Pizzi tenían controlado el partido, hasta que Novaretti salió a cortar y ocasionó una falta fuera del área. Cardona la colocó en el ángulo.

Entonces León busco un poco más la pelota y comenzó a bascular con mucho tino. No tardó en quitarle la pelota a Monterrey, pero peleaba con un defecto: los regios estaban lastrando a Peña con mucho contacto físico y éste mordió el anzuelo. No tardaron en sacarlo del partido. A pesar de ello Burbano y Elías, que incluso cambiaron de banda, lograban recibir arriba y asentar al equipo en campo rival. El partido no era imposible y empezaron a encontrar también la espalda de los carrileros para sus avances.

Entonces y poco a poco comenzaron a separarse las líneas del equipo. La situación mental de llegar y no encontrar el gol hizo mella en los jugadores. Llegó la pelota a tres cuartos, ni Peña ni Montes fueron por el poseedor y Vázquez no aguanto más: salió a quitarla, dejando solos a los centrales, la pelota pasó a la espalda del Gallo y Velarde trató de tapar ese hueco, dejando a Nacho en mano a mano para Dorlan, quien marcó el segundo.

Entonces sí, el equipo enloqueció. Fernando Navarro y Velarde,  al mismo tiempo, se fueron arriba y claro, un doble mano a mano contra centrales culminó en el tercero. El derrumbe fue tan evidente y lógico que no se entiende que Pizzi no vea explicación al suceso ni que se crea que la manera de evitar los goles se cambiar nombres en la defensa. Es verdad que Navarro deja muchísimo espacio, que Diego y Nacho tienen errores puntuales, que Velarde no es fuerte tácticamente. Pero tan cierto es que todos ellos son capaces de lo mejor, y si no, relean el análisis contra América. Aquí lo verdaderamente inexplicable es que nadie, ni entrenador ni jugadores, pueda pegar un grito y dar más paciencia y prudencia a un equipo que se desespera en la primera mitad apenas.

No hubo diferencia empezando el segundo tiempo, se volvió a dejar espacio en la frontal y Novaretti ahora no salió. Cardona convirtió otro golazo y ya desesperado, el Club León dejó que se viera contragolpe tras contragolpe. Pizzi dio por perdido el encuentro y sacó a Peña(Amonestado, en un partido perdido y sin encontrarse), para que Rocha formara un doble pivote defensivo con Vázquez, en busca de equilibrio. La medida tuvo un impacto muy negativo porque significaba mandar a Montes a la zona de enganche, donde pierde más facultades, controla peor y la pierde más fácil. Todavía Pizzi sacó a los extremos, quizá en la tónica de guardar esfuerzos sin sentido y metió a Sabah al doble “9” con Boselli y a González (Debió aportar verticalidad) a la derecha. León quedó desbalanceado y Boselli trató de ocupar el lado derecho cuando había oportunidad. Así acabó la cosa.

Conclusión

Decía Pizzi que no había explicación, pero la hay siempre la habido. Su sistema de juego es bueno, pero el equipo debe fortalecerse mentalmente, saber que los partidos no acaban en el uno a cero. Volver a mirar los juegos de Toluca, con remontada y América, con dominio absoluto.

Para terminar, señalemos, remarquemos los puntos de la debacle contra Monterrey:

1.-  León sale bien, espera en un bloque bajo a Monterrey, cierra espacios frontales, se apoya para salir y encuentra bandas y a Peña.

2.- Tras el gol, bascula muy bien la pelota, la hace girar y se acerca al marcó, su mejor momento.

3.- Se empieza a separar la media de la defensa, aparece un hueco y todo se derrumba, error táctico de Vázquez y Velarde y segundo de los regios.

4.- Navarro y Velarde abandonan a los centrales, una contra y el partido se sentencia.

El problema es claramente táctico. Ni localía, ni nombres ni momentos. Es un equipo con debilidad mental, que se desconcentra conforme no salen las cosas y se abandona a la corriente. Le pasó frente a Querétaro y le pasó hoy. Un gol recibido y después, una larga fase de buen fútbol, control, ataque y ocasiones que no entran. Luego, la desesperación y el descontrol que acaban en goleada. Y es donde debe entrar la tesitura del entrenador a fortalecer el equipo.