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#DeRegresoAlGlorioso

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El Club León vuelve a completar una racha positiva tras pasar tiempos muy difíciles. A pesar de que su juego dista todavía de ser perfecto, muestra la perseverancia tanto a nivel administrativo como deportivo, y las tres victorias consecutivas se han completado con un encuentro que deja a la afición emocionada.

El encuentro deja valoraciones muy importantes en cuanto a rendimiento individual y colectivo, permite confirmar suposiciones y observar una mejoría en cuanto a confianza y solidez mental, todo lo cual será fundamental para el futuro de la temporada.

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El Rival

Como hombre de experiencia, Reinoso salió con un conjunto muy sólido que demostró mucho carácter como visitante. Formaba con un 4-4-2 que defendía mediante la vigilancia por detrás del balón y el cierre de pasillos interiores. Su misión consistió en enredar los carriles por donde Peña va hacía puerta y empujar a los jugadores leoneses hacía atrás cuando tenían la pelota.

La fase defensiva no replegaba muy cerca de su portería, pero tenía cuidado de que sus delanteros estuviesen por detrás del Gallo Vázquez, para complicar el primer pase. Si el balón llegaba a Burbano o Elías, los tiburones

Para atacar, Veracruz era versátil. Podía mantener la pelota haciendo la circular y llegar a las bandas, o lanzar latigazos que eran bien canalizados por Albín, soberbio en el primer tiempo. Sus ataques iniciaban lejos de la portería leonesa, aprovechando los atascos que causaban al local en los carriles centrales y esperando los errores de circulación que propiciaban. Una vez con la pelota, si ésta no salía rápido a las bandas o a los delanteros, los costeños eludían la presión combinando por dentro y entregando a los extremos, que ayudaban en la salida. Si lograban salir rápido, principalmente encontrando a Albín, realizaban un ataque cortísimo pero directo, aprovechando también la movilidad que sabía cuándo caer a la zona de Navarro y dejar más espacio al segundo punta uruguayo.

La clave para que Veracruz pudiese alcanzar dicha versatilidad fue su doble pivote. Andrade inició su carrera como lateral y por ende maneja muy buenos conceptos de ataque y defensa, además de su natural buen toque de la pelota. Por su parte, Corona aporto calidad para las combinaciones y conducciones, además de desequilibrio en mediocampo.

Club León

Había divergencia en los medios respecto a cómo plantearía Pizzi al equipo. Se manejaba el 4-3-3 clásico o un 4-4-2 similar al de copa contra Atlético San Luis, con Burbano a la derecha de Boselli y Montes como extremo izquierdo.

Al final, La Fiera salió con un 4-3-3 que pretendía una buena dosis de juego por dentro, recepciones a espalda de los mediocentros y juego en la banda mediante el aporte de Burbano por izquierda y Elías por derecho. Si nominalmente el equipo de la fiera era su 4-3-3, a ratos se acercaba a al 4-2-3-1, por la posición en la que arrancó Montes. Propiamente, y dada la altura que trataba de tomar Peña, respaldado por los avances de Vázquez, su juego fue de interior, más que formar un doble pivote con el celayense, que en fase defensiva lo hizo.

Mientras, Montes trataba de colocarse a la espalda de los contenciones porteños, escorado a la derecha, en teoría más cerca del interior de esa zona. Su rol no fue definido claramente, aunque si la intención de recibir entre mediocampistas y defensas y asentar el equipo o buscar a Boselli

La defensa de cuatro y siendo la de costumbre, salió con claras instrucciones: Navarro y Chispa buscando pasillos interiores, Navarro con más libertad para pisar incluso zona de tres cuartos y Burdisso adelantándose para escalonar a los centrales y cubrir los avances de Vázquez, que tomaba altura hacía la derecha, el espacio que dejaba Montes.

Finalmente, decir que Boselli actuó de “9” puro, pero que ayudó bastante pivoteando para ayudar a la salida y a que sus compañeros recibiesen de frente. Elías busco su clásico desborde y Burbano aceptó la responsabilidad de tratar de desequilibrar pegado a la banda o mediante movimientos horizontales.

 

 

El partido

Veracruz salió sin complejos, dispuesto a manejar la pelota de forma adecuada, sin precipitarse. Burbano comenzó a jugar de extremo y mostrarse como opción de ataque. Así, La Fiera trataba de mover la pelota para encontrar huecos en la basculación de los jarochos, tratando de que Montes recibiese con posibilidades cerca de la derecha y frente a los defensas.

En esas, quién intentó que el Club León ganase altura fue El Gallo Vázquez: Se adelantaba y pisaba el pasillo derecho, empujando al equipo y cubriendo la subida de Fernando Navarro. Veracruz, a pesar de la cercanía de jugadores esmeraldas, jugaba, circulaba y trataba de encontrar a sus puntas.

El ataque leonés comenzó a fallar en su plan A, porque su jugador más capacitado para recibir entre líneas comenzaba a vivir su particular calvario a base de imprecisiones. Es que definitivamente lo suyo no es recibir de espaldas rodeado de rivales. Montes estaba en una posición comprometida y, encima, no era su noche. La buena noticia la daba Navarro, cada vez más confiado en pisar tres cuartos y dar el último pase o generar espacios desequilibrando la defensa. El nuevo Aris, aunque diferente.

León se acercaba al área aprovechando la madurez con que Boselli canalizaba el ataque, pero mientras más cerca del área rival estaba, más directo era el ataque de los de Reinoso. Veracruz comenzó a utilizar también las bandas y dificultó el trabajo de Peña para dar aire al equipo a través de conducciones.

El Gullit no se rindió y siguió intentando. A  pesar de los errores de Montes, la insistencia de Peña comenzó a desequilibrar y Veracruz aceleró su salida para encontrar a las puntas. En ese, Burbano, que estuvo muy participativo, comenzó a buscar opciones de pase mediante conducciones hacía adentro, tratando de que se rompiera el orden defensivo veracruzano. En su afán, Piri condujo hasta colocarse de mediocentro, empujando a Vázquez a la banda e impidiendo a Burdisso avanzar, dio un pase a Elías, quién la perdió, y Veracruz contactó a Albín, quién marcó un golazo.

Burbano, que no lograba centrar, se intercambió con Elías y Montes se acercó al interior izquierdo, donde mejor rinde, pero sin aclararse. La vigilancia de Veracruz era ordenada y León salía más, al grado de que Burdisso ya estaba muy cerca de la zona de contención. Los extremos seguían sin conseguir centrar y se cerraban.

Así se cerró el segundo tiempo.

Para el segundo, Montes salió definitivamente en la izquierda, pasillo por dentro, y León era un 4-3-3, Burdisso asumió la responsabilidad del primer pase y Boselli se acercó a desahogar más el equipo en ataque. Veracruz, con mucho talento para jugar con la pelota y atacar, sufrió entonces de la orden del maestro Reinoso de jugar en bloque bajo, más cerca de su portero: craso error. Los delanteros se despegaron de la media y con más libertad de decidir, Vázquez pudo tocar con tranquilidad y Gullit arrancar. Además, el equipo no estaba mentalizado para una situación de acosos constante y comenzó a mostrar fisuras, que desembocaron en un penal y expulsión de Paganoni.

Pizzi dio el acierto de la noche. Sacó a Velarde, de mal partido (le cuesta mucho cumplir su rol de lateral por dentro) y mando al Gullit casi de “10”. El Club León pasó al mal recordado 3-3-4, propiamente, por la entrada de Sabah y los extremos ofensivos Elías y Burbano.

Reinoso continuó cometiendo errores y ante la expulsión y el penal que le atajaron a Boselli, quitó los dientes a su equipo, haciendo modificaciones más defensivas. Pero León ya iba por sangre y tras los goles, Reinoso trató de dar nuevamente empuje ofensivo. Su equipo se partió y la figura de Gullit Peña se agigantó, ahora sí, como dueño del partido. Basculaba hacía las bandas, daba pases directos y aprovechó cada vez que Navarro pisó el área.

Porqué Montes y Burbano jugaron mal

Ambos estuvieron lejos de aportar al equipo. Montes necesita jugar de cara o recibir en diagonal para orientar la jugada. Si encima tiene tiempo para orquestar, mejor. La posición que le dio Pizzi le quitó ambas condiciones. La idea era aprovechar sus virtudes para que fuese un enganche, pero entre los contenciones y defensas tuvo que recibir de espaldas y sin tiempo. Sus malos controles fueron fruto de ello y empeoraron la condición, porque nunca pudo recuperarse.

Burbano por su parte, tuvo mucha enjundia, intensidad. Fue difícil percibir su falta de soluciones. Gustó de probar a gestar ataques, pero concluyó dando intrascendencia a su equipo. No desbordo, no desequilibró y soltó la pelota tarde. Tiene que adaptarse a Pizzi. Pero será clave.