Por: Ricardo Jasso Vivero │@Jassovivero
Gustavo Díaz Domínguez ha sido nombrado Director Técnico de la fiera. Su ADN uruguayo lo delata como un hombre frontal, apasionado y tenaz. Se crió en el barrio de Fraternidad en Montevideo y desde pequeño su tío lo rebautizó con el sobrenombre de “Chavo” como diminutivo de Gustavo. Un hombre con una inconfundible amplia sonrisa.
Con una trayectoria profesional sin grandes blasones como jugador, la experiencia en Europa le permitió ampliar su visión. Se retiró prematuramente pasados los 30 años y de inmediato se puso el traje de entrenador al obtener su carnet a la par de futbolista. Uno de sus cimientos es su capacidad formativa con la cantera. Por ende, a sus 42 años posee una experiencia de más de una década en la gestión de equipos de futbol. Ha estado en el banquillo de conjuntos de Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador y México.
Conoce la presión mediática del entorno de un equipo considerado grande como Nacional de Uruguay. Además ha adquirido aprendizaje en competencias exigentes como Copa Libertadores y Sudamericana. Su estilo va enfocado a la dinámica, a la circulación de pelota a lo ancho del terreno para generar espacios con velocidad y adelantar en bloque. Una frase lo define: “Tener la pelota como un medio no como un fin”.
La mayor virtud del Chavo es la perseverancia y su debilidad el ser impulsivo. Aficionado a la fórmula 1, es padre de una joven de nombre Candela. Uno de sus grandes amigos es el argentino Gabriel Heinze a quien conoció en Valladolid.
Díaz será el quinto entrenador de origen uruguayo que encabece las decisiones desde la banca verdiblanca. Lo antecedieron Washington Etchamendi (74-75), Carlos Miloc (‘96), Aníbal “Maño” Ruiz (’98) y Gustavo Matosas.
Enfrentó a los “panzas verdes” en su estadía en Celaya el 20 de julio del 2016 en el estadio León y el 17 de agosto del mismo año en el “Miguel Alemán Valdés”. Los verdes no pudieron derrotarlo.
Una apuesta arriesgada por la Directiva pero Gustavo está habituado a los momentos difíciles. Fue contratado por Celaya una semana antes de arrancar la liga. Sin margen de error ni demasiado tiempo para implementar sus conceptos eligió a Sebastián Maz como enlace con la plantilla. Una decisión inteligente.
El objetivo primario de Gustavo Díaz es convencer al grupo de su idea futbolística incluidos los líderes del vestuario. Para consolidar un proyecto debe sembrarse empeño, dedicación y resultados. Una carrera de éxitos y fracasos. El Chavo es un luchador que no se rinde.
Hoja de vida.
Nació el 7 de noviembre de 1974 en Montevideo, Uruguay. Ingresó al equipo juvenil de River Plate de Uruguay donde debutó profesionalmente en la posición de lateral derecho. Disputó en 1991 el Mundial sub-17 en Italia como seleccionado de la celeste. A los 23 años viajó a España contratado por el Valladolid y posteriormente militó en el Albacete de segunda división. Prácticamente estuvo inactivo en su rodaje por España. Regresó a su país y vivió la amarga experiencia de quedarse sin equipo por tres meses. Vistió la camiseta nuevamente de River, Defensor Sporting, Bellavista, Atenas de San Carlos y Paysandú. Se retiró a la edad de 30 años.
Entrenador.
Las pocas alegrías como futbolista profesional lo acercaron a la carrera de Director Técnico. Central Español le brindó su primera oportunidad en las formaciones juveniles (2006) y posteriormente en 2008 un breve pasaje en el primer equipo de 5 partidos. Defensor Sporting lo reclutó para entrenar tercera división. Una etapa muy exitosa al ganar nueve títulos en categorías menores en apenas 4 años. En 2012 le ofrecen el primer equipo y logra el título del Clausura 2012. Disputó Copa Libertadores y vencieron al Guadalajara de local por 1 a 0 con gol de Nicolás Olivera. El diario El Observador lo nombró como el mejor entrenador del torneo uruguayo. Con polémica de por medio dejó atrás a Defensor para firmar con un grande como Nacional en 2013. Sustituyó a Marcelo Gallardo en el banquillo y disputó 24 partidos entre liga, Libertadores y Sudamericana. Fue retirado del cargo al no obtener el campeonato. Una doble victoria de Nacional sobre Toluca en Libertadores la abrió la carta de crédito para despertar el interés en sus credenciales. En el segundo semestre de 2013, Guaraní de Paraguay requirió sus servicios pero la estancia sólo duro 3 partidos al quejarse de la falta de refuerzos la dirigencia lo cesó. Posteriormente en 2014 se marchó a Bolivia para conducir dos torneos al Blooming con poco brillo. A partir del 2015 arribó a Celaya donde permaneció año y medio. En su primer torneo salvó a los Toros del descenso y en los otros dos clasificó a la fase final. En el apertura 2016 consiguió el liderato así como la mejor ofensiva y defensiva. Renunció a la Universidad Católica de Ecuador donde permaneció un mes como técnico para tomar el reto del Club León.
Ambición.
El “Chavo” cree en la filosofía de jugar cada partido como si fuera el último. Anhela ganar e ilusionar a la afición. Compatibiliza con una visión de metas a corto plazo. “A grandes expectativas, grandes frustraciones”, por ello prefiere pasos cortos. “El futbol es presente y confirmar todo lo que hemos hecho”. Un equipo con presencia que procure potenciar ofensivamente.
Valores humanos.
En el mundo de la alta competencia y del exitismo es poco común escuchar a un entrenador hablar de valores. Díaz afirma que “el respeto se gana con trabajo, con sapiencia no con jerarquías”. Pretende seducir a grupo con la idea de juego y espera reciprocidad a través de la entrega. Ha dirigido a hombres de oficio como Álvaro “Chino” Recoba, Sebastián Abreu, Iván Alonso, Ángel Reyna, John Javier Restrepo y Alfredo Moreno. Convive con la premisa de maximizar los recursos pero sin pisotear a nadie. Una de las claves será ganarse al grupo al promover armonía y unión. Como lo establece el seleccionador uruguayo Óscar Washington Tabárez: “La recompensa no es el éxito, es el camino”. Integridad y dignidad. Respeto a las formas y al método de trabajo.
Sello Distintivo.
Un equipo valiente que trasmita a la tribuna es lo que identifica al Chavo. Una escuadra con señorío, empaque y convencida de la idea de juego. Por supuesto busca el equilibrio defensa-ataque y ventaja en las transiciones. Ir al frente y encontrar la cuota de calidad que premie el trabajo en conjunto. “El gran desafío es adecuar a la plantilla a un sistema y hacerles entender que tienen que introducirse a un circuito para que el equipo se realce”. Le agradan los equipos que presionan y elegir la mejor zona para ahogar al rival. La esperanza que regrese el toque y el juego interior de antaño.
Catálogo de juego.
En el torneo de Copa del Apertura 2016, Celaya dirigido en ese entonces por Díaz enfrentó al club León en un par de ocasiones. En ambos encuentros empataron a uno. Gustavo utilizó una formación de 4-2-3-1. Un par de pivotes en medio campo y cuatro hombres para atacar con un par de extremos, una media punta y el centro delantero. Recargó su sistema ofensivo por el costado derecho para incomodar a su oponente. Logró su cometido a través de toques rápidos y de primera intención. Es afín al dominio en la posesión y en la posición. Sin la pelota se dibujan dos líneas una de cuatro en la retaguardia y otra de cinco detrás de medio campo. En la serie, los bureles anotaron primero y sometieron a los esmeraldas al producir las mejores alternativas de gol.
Referentes.
Desde el aspecto táctico Gustavo fue influenciado por técnicos españoles, croatas, italianos y por supuesto uruguayos. Aspira a emular lo realizado por sus compatriotas Gustavo Matosas y Diego Alonso en el futbol mexicano. “Me quedo con uno de los primeros entrenadores que es Jesús Rodríguez, en las formativas de River, con su gran calidad humana y cómo él sabía llevarnos con su don de gente”.
Le agrada el nivel físico y estructurado en la táctica del balompié alemán. Su ideal es el futbol español. Alaba las fuerzas inferiores de Holanda y Portugal. Simpatiza con la técnica y la dinámica de chilenos y mexicanos.
“Trato de traspasar la información que tenemos al futbolista y sabemos que la jugada que viene es la más importante”.
